Y estando
en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
Obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz.
Filipenses
2:8
Porque
así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
Constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno,
Los
muchos serán constituidos justos.
Romanos
5:19
Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
Fuésemos
hechos justicia de Dios en él.
2 Corintios
5:21
Y ser
hallado en él no teniendo mi propia justicia, que es por la ley,
Sino
la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.
Filipenses
3:9
La
justificación no es simplemente
la cancelación de nuestra injusticia. Es también el traspaso a nosotros de la justicia
de Cristo. No tenemos una rectitud que nos ponga a bien con Dios. Lo
Único que un cristiano puede decir ante
Dios es: «No teniendo mi propia justicia, que es por ley, sino la que es por la
fe de Cristo» (Filipenses 3:9).
Es la justicia de Cristo. Dios nos la
traspasa. Eso quiere decir que Cristo cumplió toda justicia perfectamente; y
esa justicia la toma en cuenta como nuestra cuando confiamos en Él. Somos
contados como justos. Dios miró la perfecta justicia de Cristo y nos declaró justos
con la justicia de Cristo.
Así, pues, hay dos razones por las que no
es abominable para Dios justificar al impío (Romanos 4:5). Primero, la muerte de
Cristo pagó la deuda de nuestra injusticia (véase el capítulo anterior). Segundo,
la obediencia de Cristo proporcionó la justicia que necesitábamos para ser justificados
en el tribunal de Dios. Las demandas de Dios para entrar en la vida eterna no
son meramente que nuestra injusticia sea cancelada, sino que nuestra perfecta
justicia se establezca.
El sufrimiento y la muerte de Cristo es la
base de ambas. Su sufrimiento es el sufrimiento que nuestra injusticia merecía.
«Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades» (Isaías
53:5). Pero su sufrimiento y muerte fueron también el clímax y la consumación
de la obediencia que llegó a ser la base de nuestra justificación. Él fue
«obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:8). Su muerte fue
el pináculo de su obediencia. A esto es a lo que la Biblia se refiere cuando
dice: «Por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos» (Romanos 5:19).
Por
lo tanto, la muerte de Cristo llegó a ser la base de nuestro perdón y nuestra
perfección. «Por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios» (2 Corintios 5:21). ¿Qué quiere decir esto de que Dios
hizo que el inmaculado Cristo fuese hecho pecado? Quiere decir que le imputaron
nuestro pecado, y sobre la base de eso se convirtió en nuestro perdón. ¿Y qué significa
que nosotros (que somos pecadores) llegamos a ser justicia de Dios en Cristo?
Quiere decir, igualmente, que la justicia de Cristo se toma como nuestra, y es
por eso que Él es nuestra perfección.
¡Gloria
sea a Cristo por lo que logró al sufrir y morir! Al sufrir y morir logró el perdón
de nuestro pecado, y a la vez proporcionó nuestra justicia. Admirémosle y
atesorémosle y confiemos en Él por Este gran logro.
Fuente: La Pasión de Jesucristo (John Piper)
Encuentra el mensaje Anterior en el siguiente enlace: Para Proveer la Base de Nuestra Justificacion
PUBLICADO POR: FRANCISCO PORTILLO
Soy una persona dependiente de la gracia y la fortaleza de Dios desde que reconocí que sin él no soy absolutamente nada, Jesús se ha convertido en mi caminar y en el centro de toda mi existencia, todo se lo debo a él.Si has encontrado útil este artículo puedes compartirlo desde tu blog, página Web o foro.
0 comentarios:
Publicar un comentario