sábado, 5 de abril de 2014

Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
Obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Filipenses 2:8

Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
Constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno,
Los muchos serán constituidos justos.
Romanos 5:19

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
Fuésemos hechos justicia de Dios en él.
2 Corintios 5:21

Y ser hallado en él no teniendo mi propia justicia, que es por la ley,
Sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.
Filipenses 3:9

La  justificación no  es simplemente la cancelación de nuestra injusticia. Es también el traspaso a nosotros de la justicia de Cristo. No tenemos una rectitud que nos ponga a bien con Dios. Lo
Único que un cristiano puede decir ante Dios es: «No teniendo mi propia justicia, que es por ley, sino la que es por la fe de Cristo» (Filipenses 3:9).

Es la justicia de Cristo. Dios nos la traspasa. Eso quiere decir que Cristo cumplió toda justicia perfectamente; y esa justicia la toma en cuenta como nuestra cuando confiamos en Él. Somos contados como justos. Dios miró la perfecta justicia de Cristo y nos declaró justos con la justicia de Cristo.

Así, pues, hay dos razones por las que no es abominable para Dios justificar al impío (Romanos 4:5). Primero, la muerte de Cristo pagó la deuda de nuestra injusticia (véase el capítulo anterior). Segundo, la obediencia de Cristo proporcionó la justicia que necesitábamos para ser justificados en el tribunal de Dios. Las demandas de Dios para entrar en la vida eterna no son meramente que nuestra injusticia sea cancelada, sino que nuestra perfecta justicia se establezca.

El sufrimiento y la muerte de Cristo es la base de ambas. Su sufrimiento es el sufrimiento que nuestra injusticia merecía. «Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades» (Isaías 53:5). Pero su sufrimiento y muerte fueron también el clímax y la consumación de la obediencia que llegó a ser la base de nuestra justificación. Él fue «obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:8). Su muerte fue el pináculo de su obediencia. A esto es a lo que la Biblia se refiere cuando dice: «Por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos» (Romanos 5:19).

 Por lo tanto, la muerte de Cristo llegó a ser la base de nuestro perdón y nuestra perfección. «Por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios» (2 Corintios 5:21). ¿Qué quiere decir esto de que Dios hizo que el inmaculado Cristo fuese hecho pecado? Quiere decir que le imputaron nuestro pecado, y sobre la base de eso se convirtió en nuestro perdón. ¿Y qué significa que nosotros (que somos pecadores) llegamos a ser justicia de Dios en Cristo? Quiere decir, igualmente, que la justicia de Cristo se toma como nuestra, y es por eso que Él es nuestra perfección.

¡Gloria sea a Cristo por lo que logró al sufrir y morir! Al sufrir y morir logró el perdón de nuestro pecado, y a la vez proporcionó nuestra justicia. Admirémosle y atesorémosle y confiemos en Él por Este gran logro.

Fuente: La Pasión de Jesucristo (John Piper)
Encuentra el mensaje Anterior en el siguiente enlace: Para Proveer la Base de Nuestra Justificacion

PUBLICADO POR: FRANCISCO PORTILLO
Soy una persona dependiente de la gracia y la fortaleza de Dios desde que reconocí que sin él no soy absolutamente nada, Jesús se ha convertido en mi caminar y en el centro de toda mi existencia, todo se lo debo a él.

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